Francisco de Miranda nació en la ciudad de Caracas, Venezuela, el día 28 de marzo de 1750, fue un militar, diplomático, político y prócer venezolano. Sus padres, fueron Sebastián de Miranda quien nació en Tenerife, una de las Islas Canarias de España, en 1721, y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza.
Francisco de Miranda inicia estudios en la «Clase de Menores» de la Universidad de Caracas. Donde estudió latín, la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda. Luego entre los años 1764 a 1766 estudio en la «Clase de Mayores», consolidando sus conocimientos del latín, historia, religión, aritmética y geografía. Por último estudia «Artes», perfeccionando su educación con estudios de lógica, física y metafísica, alcanzando el título de Bachiller en 1767.
A los veintiún años se trasladó a España, donde ingresó en el ejército y participó con el grado de capitán en la guerra de la Independencia de Estados Unidos.
Miranda combatió en tres continentes: Europa, África y América, y participó en tres eventos decisivos de la historia: la Independencia de Estados Unidos, La Revolución Francesa, y las luchas por la Emancipación americana, dentro de ellas la Independencia de Venezuela.
Miranda se dedicó tenaz y tercamente a inventar, estudiar, diseñar programar y gestionar una idea, un sentido y un proyecto para la libertad del Nuevo Mundo.
Miranda forjó la idea de la americanidad allí donde no existía y propagó la bandera de la Independencia absoluta allí donde no se conocía.
Nació en San Juan de Payara, Edo. Apure, Venezuela, en 1790.
Murió al sonar las primeras detonaciones aquel 24 de junio de 1821.
Desde su nacimiento fue esclavo y llevó una vida humilde y explotadora. Sin educación ni condiciones para honrar su supervivencia, su vida estuvo marcada por el trabajo forzado en la hacienda de Don Vicente Alonzo, su primer y único dueño.
Alonzo, temiendo el carácter rebelde de Pedro Camejo, lo envió al servicio de las tropas realistas. Las circunstancias lo obligaron a luchar contra el ejército republicano hasta 1816.
Contrajo nupcias en 1818 con Juana Andrea Solórzano. Se desconoce si tuvieron descendencia
En una entrevista con el Libertador en 1818, confesó que su militancia realista estaba inspirada en la ambición de preservar los bienes de los patriotas propietarios, argumento que atrajo a Boves en 1814 a los sectores sociales tradicionalmente oprimidos por los mantuanos.
Cuando inició la guerra de independencia se unió al bando realista. En 1816 sentó plaza en las filas republicanas en las fuerzas dirigidas por el General José Antonio Páez en Apure.
Páez en su autobiografía lo retrata: “Cuando yo bajé a Achaguas después de la acción del Yagual, se me presentó este negro, que mis soldados de Apure me aconsejaron incorporase al ejército, pues les constaba a ellos que era hombre de gran valor y sobre todo muy buena lanza. Su robusta constitución me lo recomendaba mucho, y a poco de hablar con él, advertí que poseía la candidez del hombre en su estado primitivo y uno de esos caracteres simpáticos que se atraen bien pronto el afecto de los que los tratan. Admitirle en mis filas y siempre a mi lado fue para mí, preciosa adquisición. Tales pruebas de valor dieron en todos los reñidos encuentros que tuvimos con el enemigo, que sus mismos compañeros le dieron el título de “El Negro Primero”. Estos se divertían mucho con él, y sus chistes naturales y observaciones sobre todos los hechos que veía o había presenciado, mantenían la alegría de sus compañeros…”
Con el grado de teniente, “El Negro Primero”. Pertenecería al Batallón Bravos de Apure, unidad compuesta principalmente por llaneros valientes e intrépidos. Participó en la acción de las Queseras del Medio en 1819 cuando una pequeña fuerza de 150 llaneros y lanceros al mando de Páez realizó una extraordinaria acción táctica y recibió la Orden de los Libertadores como un honor.
Pero el Negro Primero se inmortalizaría durante la acción de Carabobo en 1821. En medio del difícil acceso de la vanguardia de la caballería al llano, Páez vio al Negro Primero retirarse bajo el fuerte fuego enemigo. En respuesta a su acusación, Pedro Camejo habría dicho: «Mi general, he venido a despedirme de usted porque estoy muerto».
El propio Simón Bolívar lamentó al enterarse de la fatídica muerte, como atestigua Páez: “El día de la batalla fue herido de muerte en los primeros disparos, y esta noticia más tarde causó un profundo dolor en todo el ejército. Cuando Bolívar se enteró, pensó que era una pena y lamentó que no le hubiera sido posible presentar en Caracas a un hombre inigualable en sencillez y, sobre todo, admirable en el peculiar estilo con el que expresa sus ideas. . .
En 1847, Juana Andrea Solórzano, viuda de Camejo, solicitó una pensión por ser su difunto esposo, héroe de la Guerra de la Independencia. Juana se había quedado sola y sin ayuda, como tantas mujeres que se quedaron sin maridos, padres o hermanos a causa de la guerra. El propio Páez emitió el certificado requerido para la aprobación de esta solicitud: “Certifico que el ciudadano Pedro Camejo ingresó al ejército en esta provincia bajo mi mando en 1816 e inició su servicio en esta provincia y que permaneció hasta 1821 en el campo de Carabobo. Lugar donde murió a causa de una herida de bala en el momento de la pelea, y quien, por su destacada valentía, le valió el ascenso a teniente de caballería luego de iniciar su carrera como soldado raso.
Francisco de Miranda nació en la ciudad de Caracas, Venezuela, el día 28 de marzo de 1750.
En la casa desde la cual la familia Miranda habitaba, como espectadora, el perímetro de las tertulias de Chocolate, que animaban la conciencia de los criollos, especie de identidad fundada en un recelo de clase privilegiada, despótica ante los colores de la piel y el tinte peninsular del recién llegado padre de Francisco de Miranda, esto debido a que su padre era de origen canario y sufrió el rechazo de esa sociedad. Sus padres, fueron Sebastián de Miranda quien nació en Tenerife, una de las Islas Canarias de España, en 1721, y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza. Viajaron a Venezuela y en Caracas nació Francisco de Miranda, fue este el primogénito de los nueve hijos que tuvo el matrimonio.
El joven Francisco de Miranda inicia estudios en la «Clase de Menores» de la Universidad de Caracas a los doce años. Dos años estudia latín, la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda. Entre los años 1764 a 1766 estudio en la «Clase de Mayores», afianzando sus conocimientos del latín por medio del estudio de los clásicos de Virgilio y Cicerón. Igualmente, estos estudios necesitaban nociones de historia, religión, aritmética y geografía. Por último estudia «Artes», perfeccionando su educación con estudios de lógica, física y metafísica, alcanzando el título de Bachiller en 1767.
Francisco de Miranda fue víctima del recelo y los prejuicios despóticos ante los colores de la piel y el tinte peninsular de la clase privilegiada de esa época, esto debido a que su padre era de origen canario y sufrió el rechazo de esa sociedad. A pesar de de haber sido su madre, una caraqueña de linaje, Miranda sufrió por esta causa de la prohibición de ingresar en el batallón de milicias de Blancos en calidad de capitán. Esta circunstancia despertaría en él delirio que siempre tuvo de hacerse reconocer como hombre acreditado para cualquier misión que se propusiera.
Las cartas de presentación lo acompañarían toda su vida y le brindarían acceso a honores de las más diversas personalidades del mundo de la Época.
Se cree que el negro Pedro Camejo nació alrededor de 1790 en San Juan de Payara, estado Apure. Desde su nacimiento fue esclavo y llevó una vida humilde y explotadora.
Sin educación ni condiciones para honrar su supervivencia, su vida estuvo marcada por el trabajo forzado en la hacienda de Don Vicente Alonzo, su primer y único dueño.
Alonzo, temiendo el carácter rebelde de Pedro Camejo, lo envió al servicio de las tropas realistas. Las circunstancias lo obligaron a luchar contra el ejército republicano hasta 1816. En una entrevista con el Libertador en 1818, confesó que su militancia realista estaba inspirada en la ambición de preservar los bienes de los patriotas propietarios, argumento que atrajo a Boves en 1814 a los sectores sociales tradicionalmente oprimidos por los mantuanos.
Páez en su autobiografía lo retrata: “Cuando yo bajé a Achaguas después de la acción del Yagual, se me presentó este negro, que mis soldados de Apure me aconsejaron incorporase al ejército, pues les constaba a ellos que era hombre de gran valor y sobre todo muy buena lanza. Su robusta constitución me lo recomendaba mucho, y a poco de hablar con él, advertí que poseía la candidez del hombre en su estado primitivo y uno de esos caracteres simpáticos que se atraen bien pronto el afecto de los que los tratan. Admitirle en mis filas y siempre a mi lado fue para mí, preciosa adquisición. Tales pruebas de valor dieron en todos los reñidos encuentros que tuvimos con el enemigo, que sus mismos compañeros le dieron el título de “El Negro Primero”. Estos se divertían mucho con él, y sus chistes naturales y observaciones sobre todos los hechos que veía o había presenciado, mantenían la alegría de sus compañeros…”
Con el grado de teniente, “El Negro Primero”. Pertenecería al Batallón Bravos de Apure, unidad compuesta principalmente por llaneros valientes e intrépidos. Participó en la acción de las Queseras del Medio en 1819 cuando una pequeña fuerza de 150 llaneros y lanceros al mando de Páez realizó una extraordinaria acción táctica y recibió la Orden de los Libertadores como un honor.
Pero el Negro Primero se inmortalizaría durante la acción de Carabobo en 1821. En medio del difícil acceso de la vanguardia de la caballería al llano, Páez vio al Negro Primero retirarse bajo el fuerte fuego enemigo. En respuesta a su acusación, Pedro Camejo habría dicho: «Mi general, he venido a despedirme de usted porque estoy muerto».
El propio Simón Bolívar lamentó al enterarse de la fatídica muerte, como atestigua Páez: “El día de la batalla fue herido de muerte en los primeros disparos, y esta noticia más tarde causó un profundo dolor en todo el ejército. Cuando Bolívar se enteró, pensó que era una pena y lamentó que no le hubiera sido posible presentar en Caracas a un hombre inigualable en sencillez y, sobre todo, admirable en el peculiar estilo con el que expresa sus ideas. . .
En 1847, Juana Andrea Solórzano, viuda de Camejo, solicitó una pensión por ser su difunto esposo, héroe de la Guerra de la Independencia. Juana se había quedado sola y sin ayuda, como tantas mujeres que se quedaron sin maridos, padres o hermanos a causa de la guerra. El propio Páez emitió el certificado requerido para la aprobación de esta solicitud: “Certifico que el ciudadano Pedro Camejo ingresó al ejército en esta provincia bajo mi mando en 1816 e inició su servicio en esta provincia y que permaneció hasta 1821 que en la Batalla Carabobo. Lugar donde murió a causa de una herida de bala en el momento de la pelea, y quien, por su destacada valentía, le valió el ascenso a teniente de caballería luego de iniciar su carrera como soldado raso.
Francisco de Miranda nació en Caracas el 28 de marzo de 1750, cuando aun Caracas formaba parte del poderío Español. Fue un militar, diplomático, político, humanista y escritor, que junto a grandes figuras como Simón Bolívar impulsaron la independencia iberoamericana.
Francisco de Miranda participo en la Independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa y posteriormente de la Independencia de Venezolana.
Sus padres, fueron Sebastián de Miranda quien nació en Tenerife, una de las Islas Canarias de España, en 1721, y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza. Viajaron a Venezuela y en Caracas nació Francisco de Miranda, fue este el primogénito de los nueve hijos que tuvo el matrimonio.
El joven Francisco de Miranda inicia estudios en la «Clase de Menores» de la Universidad de Caracas a los doce años. Dos años estudia latín, la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda. Entre los años 1764 a 1766 estudio en la «Clase de Mayores», afianzando sus conocimientos del latín por medio del estudio de los clásicos de Virgilio y Cicerón. Igualmente, estos estudios necesitaban nociones de historia, religión, aritmética y geografía. Por último estudia «Artes», perfeccionando su educación con estudios de lógica, física y metafísica, alcanzando el título de Bachiller en 1767.
Francisco de Miranda fue víctima del recelo y los prejuicios despóticos ante los colores de la piel y el tinte peninsular de la clase privilegiada de esa época, esto debido a que su padre era de origen canario y sufrió el rechazo de esa sociedad. A pesar de de haber sido su madre, una caraqueña de linaje, Miranda sufrió por esta causa de la prohibición de ingresar en el batallón de milicias de Blancos en calidad de capitán. Esta circunstancia despertaría en él delirio que siempre tuvo de hacerse reconocer como hombre acreditado.
En de enero de 1771, a la edad de 20 años es cuando decidió marcharse para España, en busca de nuevos horizontes y con el fin de servir en el ejército real, una vez en Madrid inicio su carrera militar mientras se formaba en el arte de las lenguas modernas y las ciencias de la matemática y la geografía. Las diligencias que adelantaría ante el Rey no tardaron en rendir frutos con su nombramiento como capitán del Regimiento de Infantería de la Princesa, en 1772, y ahí estuvo, pues, en el norte de África, vigilando las posesiones españolas, en la defensa del histórico Sitio de Melilla.
Y es así que con su viaje a España Francisco de Miranda inició a una larga travesía que lo trasladaría a batallar en tres continentes: África, Europa y América; y, a ser participe en tres de los sucesos más significativos de la historia universal contemporánea: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Revolución de Independencia Hispanoamericana.
Nació el 24 de octubre de 1789 en Maracaibo (Edo Zulia).
Murió en París el 23 de agosto de 1845.
Militar y político grancolombiano. Tras una etapa como funcionario en la Administración de Nueva Granada, en 1810 pasó a defender la causa independentista y tomó parte en la batalla de Carabobo (1814).
Durante los años 1813 y 1814, Rafael Urdaneta participó en la admirable campaña en Venezuela, organizada por el libertador Simón Bolívar para liberar su patria, con el apoyo del gobierno de las Provincias Unidas de Nueva Granada, cuya sede era Tunja. En el Ejército Patriota lo acompañaron, entre otros, el Capitán Antonio Ricaurte, el soldado granadino Atanasio Girardot, Manuel y Antonio Paris, José D \ ‘Elhuyar y otros.
El 28 de febrero de 1813, los ejércitos patriota y realista se enfrentaron en las sabanas de Cúcuta. En esta batalla, Rafael Urdaneta se destacó por su valentía y pericia, por lo que fue ascendido a comandante en jefe. El ejército español, al mando de Ramón Correa, fue derrotado tras cuatro horas de combates. En la admirable campaña de Venezuela, el coronel Rafael Urdaneta participó heroicamente en diversos actos, especialmente en la Batalla de Taguanes, donde su participación activa fue crucial para la victoria y para el paso del ejército libertador a Caracas.
Probablemente fue el que más luchó por la república. La toma de su ciudad natal Maracaibo en 1821 y la marcha a San Carlos antes de la Batalla de Carabobo, en la que no pudo participar por orden de Bolívar, dado el agotamiento de sus tropas. Sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar solicitó su ascenso a gerente general.
Posteriormente quiso acompañar a Simón Bolívar a la campaña del sur, pero esto fue rechazado porque se consideraba más importante su presencia en Colombia. En 1824 fue nombrado alcalde de Zulia. Posteriormente, como uno de los hombres más leales de Bolívar, tuvo que juzgar a los asesinos de Septiembre que juzgaron contra su vida por el Ministro de Guerra en 1828. Convencido de la culpabilidad de Santander, lo condenó por la «conspiración contra el jefe supremo del Estado».
En 1829 intentó salvar el trabajo bolivariano y la unidad de Gran Colombia y se convirtió en el último presidente de Gran Colombia en asumir la presidencia.
Posteriormente fue designado por el presidente Soublette como enviado extraordinario de Venezuela al gobierno español para obtener el reconocimiento diplomático de ese país. Sin embargo, de camino a Madrid, muere en París. Su misión fue cumplida por Fermín Toro.
Nació el 24 de octubre de 1789 en Maracaibo (Edo Zulia).
Murió en París el 23 de agosto de 1845.
Militar y político grancolombiano. Tras una etapa como funcionario en la Administración de Nueva Granada, en 1810 pasó a defender la causa independentista y tomó parte en la batalla de Carabobo (1814).
Probablemente fue el que más luchó por la república. Luego de numerosas acciones militares, entre ellas la retirada a la frontera en 1814, la toma de su ciudad natal Maracaibo en 1821 y la marcha a San Carlos antes de la Batalla de Carabobo, en la que no pudo participar por orden de Bolívar, dado el agotamiento de sus tropas. Sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar solicitó su ascenso a gerente general.
Posteriormente quiso acompañar a Simón Bolívar a la campaña del sur, pero esto fue rechazado porque se consideraba más importante su presencia en Colombia. En 1824 fue nombrado alcalde de Zulia. Posteriormente, como uno de los hombres más leales de Bolívar, tuvo que juzgar a los asesinos de Septiembre que juzgaron contra su vida por el Ministro de Guerra en 1828. Convencido de la culpabilidad de Santander, lo condenó por la «conspiración contra el jefe supremo del Estado».
En 1829 intentó salvar el trabajo bolivariano y la unidad de Gran Colombia y se convirtió en el último presidente de Gran Colombia en asumir la presidencia.
Posteriormente fue designado por el presidente Soublette como enviado extraordinario de Venezuela al gobierno español para obtener el reconocimiento diplomático de ese país. Sin embargo, El 23 de agosto de 1845, murió en París, Francia, el General Rafael Urdaneta, víctima de una penosa enfermedad que desde hacía tiempo venía padeciendo. Su misión fue cumplida por Fermín Toro.
Hijo de Miguel Jerónimo Urdaneta Barrenechea y Troconis y María Alejandrina Farías Jiménez de Urdaneta, Rafael estudió latín y filosofía en Maracaibo. A los 12 años lo enviaron a casa de un tío en Bogotá.
Se convirtió en un militar y político grancolombiano. Tras una etapa como funcionario en la Administración de Nueva Granada, en 1810 pasó a defender la causa independentista y tomó parte en la batalla de Carabobo (1814).
Prestó su apoyo político y militar a Simón Bolívar, y reprimió con severidad a los implicados en el atentado contra su vida.
Varias divergencias entre aquél y Urdaneta al respecto del marco legislativo de los territorios de la ex colonia (éste quería promover un modelo monárquico) lo llevaron a alejarse del Libertador y a oponerse a su reelección en 1830.
Tras la escisión de los venezolanos, este mismo año exigió la dimisión del presidente colombiano Tomás Cipriano Mosquera y ocupó el poder en Colombia.
Ante la oposición generalizada tanto civil como del propio Bolívar, presentó su dimisión en abril de 1831 y regresó a Venezuela. Entre 1837 y 1839 fue ministro de Guerra en su país natal, y también ministro de Marina entre 1842 y 1845.
El 23 de agosto de 1845, murió en París, Francia, el General Rafael Urdaneta, víctima de una penosa enfermedad que desde hacía tiempo venía padeciendo.
Nació el 24 de octubre de 1789 en Maracaibo (Edo Zulia).
Murió en París el 23 de agosto de 1845.
Militar y político grancolombiano. Tras una etapa como funcionario en la Administración de Nueva Granada, en 1810 pasó a defender la causa independentista y tomó parte en la batalla de Carabobo (1814).
Prestó su apoyo político y militar a Simón Bolívar, y reprimió con severidad a los implicados en el atentado contra su vida.
Probablemente fue el que más luchó por la república. Luego de numerosas acciones militares, entre ellas la retirada a la frontera en 1814, la toma de su ciudad natal Maracaibo en 1821 y la marcha a San Carlos antes de la Batalla de Carabobo, en la que no pudo participar por orden de Bolívar, dado el agotamiento de sus tropas. Sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar solicitó su ascenso a gerente general.
Posteriormente quiso acompañar a Simón Bolívar a la campaña del sur, pero esto fue rechazado porque se consideraba más importante su presencia en Colombia. En 1824 fue nombrado alcalde de Zulia. Posteriormente, como uno de los hombres más leales de Bolívar, tuvo que juzgar a los asesinos de Septiembre que juzgaron contra su vida por el Ministro de Guerra en 1828. Convencido de la culpabilidad de Santander, lo condenó por la «conspiración contra el jefe supremo del Estado».
En 1829 intentó salvar el trabajo bolivariano y la unidad de Gran Colombia y se convirtió en el último presidente de Gran Colombia en asumir la presidencia.
Posteriormente fue designado por el presidente Soublette como enviado extraordinario de Venezuela al gobierno español para obtener el reconocimiento diplomático de ese país. Sin embargo, de camino a Madrid, muere en París. Su misión fue cumplida por Fermín Toro.
Nació el 12 de enero de 1790 en Chaguaramal cerca de Maturín en lo que hoy es el estado Monagas.
Murió en Guacharas, en lo que hoy es el estado Monagas, en 1856.
Juana Ramírez, fue una heroína de la lucha venezolana por la independencia. Cuenta la leyenda que esta valiente mujer lideró un contingente de guerreros junto a los patriotas. Su impulso la hizo cruzar el campo enemigo en medio de la lluvia de balas, y con un gesto contundente tomó la espada de un realista caído, levantó la espada con gesto libertario y desde entonces siempre avanzó hacia el campo de batalla.
De madre esclava negra, Juana creció en la familia del general Andrés Rojas, su padre, quien la liberó de la esclavitud cuando nació.
Desde muy pequeña Juana Ramírez, se declaró en rebelión, desatando su pasión por la Patria, su deseo de libertad absoluta y su dedicación a la lucha contra la barbarie.
Fue en 1813 cuando se destacó en el campo de batalla bajo el liderazgo de Manuel Piar, quien organizó un batallón denominado “Batería de Mujeres”.
El batallón “Batería de Mujeres” se llamaba así porque estaba integrado íntegramente por mujeres de la ciudad, que junto a los hombres luchaban por la independencia.
Es en esta batalla que se gana el nombre de «La Avanzadora» por haber sido el primero en avanzar hacia el enemigo, en el campo de batalla cumple diversas facetas como abrir los cañones, ayudar a los heridos y enfrentar valientemente al enemigo.
Después del final de la guerra, se casó con un soldado patriota y tuvo una hija, a quien le legó el aliento de la libertad.
El 1856, a la edad de 66 años, fallece la ilustre heroína venezolana dejando un legado histórico de lucha que resalta la fuerza de la mujer venezolana.
El 23 de julio de 2013, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el traslado de sus restos al Panteón Nacional, haciendo justicia al honor y mérito de Juana Ramírez “La Avanzadora”.
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
