Qué pasó el 18 de febrero de 1983 en Venezuela

El Viernes Negro en Venezuela se refiere al viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una abrupta suspensión de la venta del dólar estadounidense, a raíz de la política económica adoptada por el entonces presidente Luis Herrera Campíns, que luego incluyó el establecimiento de un control a las divisas extranjeras.

Cambiario, imponiendo restricciones a la salida de divisas y que fueron fuertemente contestadas por el entonces presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual. El domingo 20 de febrero, en una reunión de 11 horas en La Casona que reunió al gabinete económico y luego al Consejo de Ministros durante dos horas, el ministro Arturo Sosa informó a los periodistas que el mercado cambiario se reanudará el miércoles 23, pero era febrero 28 que el mercado cambiario se abrió con tres tipos de cambio.​

En consecuencia, para Venezuela el Black Friday representa un hito que cambió su historia económica. Hasta ese día se había mantenido oficialmente la estabilidad y confiabilidad que había caracterizado al bolívar desde la segunda década del siglo XX, cuya última cotización libre frente al dólar era un valor fijo de 4,30 bolívares.

Desde entonces, la constante devaluación del bolívar, las complicaciones con el pago de la deuda externa, el acelerado deterioro del poder adquisitivo y la implementación de un control cambiario denominado Régimen Diferenciado de Câmbio (RECADI) —que operó entre el 28 de febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que tuvo graves casos de corrupción durante el gobierno de Jaime Lusinchi- hizo desaparecer la estabilidad de la moneda venezolana.

Acontecimientos previos

El Viernes Negro en Venezuela está precedido por hechos como la salida de Venezuela del patrón oro, la nacionalización del petróleo, así como el inicio de un período de calamidad entre el gasto público y los ingresos del Estado. Esta situación se agrava y se evidencia con la caída del precio del petróleo que llevó las exportaciones petroleras de $19.300 millones en 1981 a casi $13.500 millones en 1983 (una caída del 30%) y el inicio de la crisis de la deuda en América Latina. Estos hechos han producido una salida de capitales de casi 8.000 millones de dólares y, por tanto, la correspondiente disminución de las reservas internacionales, factores que han conducido a una devaluación inminente. A esto se sumaba el vencimiento en enero de 1983 de una deuda externa de unos 9.000 millones de dólares que el gobierno no podía asumir en ese momento.

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