¿Quién fue y que hizo Francisco de Miranda?

Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza, más conocido como Francisco de Miranda, fue un político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano nacido en Caracas en 1750 y fallecido en San Fernando en 1816. Es considerado como el precursor de la emancipación americana contra el imperio español y es conocido como el primer venezolano y el americano más universal.

Miranda participó en la revolución de los Estados Unidos y en la Revolución francesa, donde fue protagonista destacado y se le otorgó el título de héroe de la revolución. Posteriormente, lideró el bando patriota en la independencia de Venezuela y fue un firme defensor de la independencia y la soberanía de las naciones en el ámbito internacional.

Miranda fue el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia, que Simón Bolívar trató de llevar a cabo en 1826 tras la liberación de los territorios que hoy conforman Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela, aspirando a unificarlos en una sola nación.

En su carrera militar, Miranda alcanzó los rangos de coronel y mariscal en los ejércitos español y francés, respectivamente, así como el grado de coronel en el ejército ruso, concedido por Catalina II la Grande. Miranda fue el primer comandante en jefe de los ejércitos venezolanos y ostentó el título de generalísimo. Participó en cuatro contiendas, entre las que destacan el sitio de Melilla, la batalla de Pensacola en Estados Unidos y la batalla de Valmy en Francia.

Aunque fracasó en la implementación de sus proyectos en su propio país, Venezuela, su ideal político perduró en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia, mientras que sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la emancipación americana como Simón Bolívar en Venezuela y Bernardo O’Higgins en Chile.

El nombre de Miranda está grabado en el Arco del Triunfo de París, su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua se encuentra frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.

Los padres de Francisco Espejo fueron Francisco Espejo y Bárbara Camaño y Bermúdez. Comenzó sus estudios primarios en Santa Lucía (Edo. Miranda) y posteriormente obtuvo el título de bachiller en artes de la Real y Pontificia Universidad de Caracas en 1775, y el de bachiller en Derecho civil el 30 de abril de 1781 en la misma universidad.
Francisco Espejo es conocido como uno de los fundadores del Colegio de Abogados de Caracas, donde también desempeñó el cargo de tesorero en la primera Junta Directiva el 17 de agosto de 1788, siendo elegido más tarde como decano de este cuerpo colegiado. Como decano, tuvo el honor de presidir la sesión solemne de su instalación definitiva en 1792.
Durante el periodo que va desde 1797 hasta el 19 de abril de 1810, Francisco Espejo ocupó diversos cargos públicos, como el de fiscal de la Real Audiencia de Caracas y comisionado para realizar la instrucción en la causa seguida contra la Conspiración de Gual y España. También participó en el proceso contra unos franceses revolucionarios en Maracaibo en 1798, y como fiscal militar, tuvo que actuar en contra de Francisco de Miranda debido a su invasión a Coro en 1806. En 1808, siendo fiscal de la Real Audiencia, se opuso al movimiento de los caraqueños que pretendían declarar la autonomía ante la invasión francesa de España. Además, fue relator de la Junta Superior de la Real Hacienda. El 19 de abril de 1810, asistió como oidor de la Real Audiencia al acto del Jueves Santo en compañía del capitán general Vicente de Emparan y Orbe, y le correspondió firmar el acta de destitución de este último y la constitución del nuevo gobierno republicano.

En ese año, Francisco Espejo actuó como fiscal en el caso de los hermanos González de Linares, acusados de participar en un movimiento contrarrevolucionario en 1810. Sin embargo, a partir de ese momento, se convirtió en un ferviente defensor de la causa emancipadora y se unió al movimiento independentista. En el primer aniversario de la independencia, recorrió las calles de la ciudad y explicó el significado histórico de la fecha en la plazoleta de Santa Rosalía.

Luego, actuó como juez sentenciador de los implicados en una fracasada contrarrevolución llevada a cabo por isleños. El 25 de noviembre, fue nombrado gobernador de Barcelona por el Primer Congreso Nacional y redactó el reglamento electoral y el proyecto de Constitución de esa provincia.

Sin embargo, el 14 de agosto de 1812, fue detenido en La Victoria por denuncia del marqués de Casa León y enviado al castillo de Puerto Cabello, donde permaneció hasta abril de 1813, cuando fue trasladado a Valencia y sometido a juicio por infidencia por proponer la capitulación ante las fuerzas españolas. Su caso fue sobreseído el 5 de julio de 1813, y fue liberado con la restitución de sus bienes.

Después del triunfo de la Campaña Admirable, Simón Bolívar, quien estableció la guerra a muerte, lo nombró gobernador civil de Valencia. A pesar del asedio de la ciudad por las fuerzas realistas comandadas por José Tomás Boves desde el 28 de marzo de 1814 hasta el 9 de julio del mismo año, la capitulación fue firmada entre las fuerzas patriotas y realistas, pero el jefe español ordenó el fusilamiento de Francisco Espejo en la plaza mayor de Valencia el 15 de julio de 1814.

Infancia y vida familiar

Los antecedentes de Francisco de Miranda tuvieron un origen bastante humilde. Sebastián de Miranda Ravelo, su padre, nació el 12 de septiembre de 1721 en Puerto de la Cruz, una población del valle de La Orotava en Tenerife (Islas Canarias), y fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Peña diez días después. Era hijo de Gabriel de Miranda, quien también nació en Puerto de la Cruz el 6 de noviembre de 1686, y de María de la Concepción Ravelo de León, hija de Domingo de Sosa de León y Catalina Ravelo.

Debido a su nacimiento, se sospechaba que Sebastián de Miranda era mestizo de guanche, por lo que pertenecía a la categoría social de los blancos de orilla, considerada inferior a los blancos españoles y a los criollos. El Cabildo de Caracas lo acusó de ser «mulato, mercader, aventurero e indigno por muchos antecedentes de desempeñar puesto de categoría». No es sorprendente que, al alcanzar cierta holgura económica, intentara demostrar en un juicio que sus orígenes eran «puros» para obtener mayores privilegios sociales.

En una hipótesis alternativa sobre sus orígenes, José Chocrón Cohen ha señalado que, según sus investigaciones, Sebastián de Miranda fue rechazado por su posible origen judío y su condición de marrano converso. Las Islas Canarias fueron un importante asentamiento de judíos que huyeron de otras regiones de España. Finalmente, Sebastián de Miranda se estableció en Venezuela, donde se dedicó al comercio de lienzos, una actividad económica relacionada con los criptojudíos.

Se casó con Francisca Antonia Rodríguez de Espinosa, también de origen canario y posiblemente de origen judío, el 24 de abril de 1749 en la Iglesia Catedral de Caracas. El primogénito de la pareja, Sebastián Francisco de Miranda, nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas. Tuvieron diez hijos en total: Ana Antonia, Rosa Agustina, Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa María y Josefa Antonia.

El 5 de abril de 1750, fue bautizado en la iglesia catedral por el maestro Juan de Rada, siendo su padrino el bachiller Tomás Bautista de Melo.7 El 27 de diciembre del mismo año, le fue administrado el sacramento de la confirmación por el obispo de Caracas, Manuel Machado y Luna.89 En sus inicios, la familia Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo socialmente discriminado de colonos canarios sin título de nobleza o blancos de orilla llegados a Caracas, que, en costumbres, trato y nivel, formaban un núcleo aparte de los blancos criollos o mantuanos, los blancos españoles y los pardos.10.

Con el tiempo, la situación de la familia mejoró notablemente, y Sebastián de Miranda logró hacer fortuna como comerciante en Caracas, llegando a ser propietario de diversos inmuebles en la ciudad. Ya en aquellos tiempos, existían roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas negativas de la presencia de la Real Compañía Guipuzcoana, que monopolizaba las transacciones comerciales en la provincia de Venezuela.

En La Orotava, la familia Miranda era considerada gente distinguida e ilustre, a diferencia de lo que sucedía en Caracas. Su padre hizo fortuna con su trabajo y logró ser nombrado capitán del Batallón de Milicias de Blancos de Caracas, pero por estar en entredicho su procedencia, su nombramiento produjo un fuerte rechazo del estamento social conocido como mantuano, sociedad compuesta de blancos criollos, descendientes de españoles, pero nacidos como Sebastián Francisco en territorio americano, reflejo todo ello de conflictos sociales y raciales latentes y una de las causas de la Independencia.

Había cierta dosis de desprecio de los mantuanos hacia su padre por ser un comerciante, ocupación que a sus ojos lo inhabilitaba para ser capitán de Milicias. Grave, verdaderamente grave, fue el enfrentamiento de Miranda padre, con dos mantuanos de fuste, como Nicolás de Ponte y Martín Tovar Blanco, cuyos descendientes terminaron contándose entre los republicanos. Este enfrentamiento solo se solucionó cuando el rey Carlos III ordenó a los caraqueños que se le permitiese a Miranda el uso del uniforme y el bastón por considerárselo hidalgo, lo cual ocurrió en 1772, cuando su hijo Sebastián Francisco ya tenía un año fuera de Venezuela.

Educación

Pese al rechazo de los mantuanos, su padre Sebastián siempre perseveró en su empeño de mejorar la situación de la familia, de modo que, además de acumular riquezas y cargos importantes, sus hijos recibieran educación universitaria.

Así, el 10 de enero de 1762, Miranda comenzó sus estudios en la Universidad de Caracas bajo la regencia del Dr. Antonio Monserrate, y durante dos años estudió latín, los inicios de la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda.

Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios en la Clase de Mayores de la misma Universidad, donde profundizó sus conocimientos de latín mediante el estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio, completó sus estudios de la Gramática de Nebrija, adquirió nociones de historia sagrada y profana, religión, aritmética y geografía. Finalmente, realizó el curso de Artes en la Universidad de Caracas estudiando Lógica, Física y Metafísica y obtuvo el título de bachiller que permitía el acceso a Teología, Jurisprudencia o Medicina. No se sabe de forma fidedigna si Miranda llegó a obtener el título de médico y solo se cuenta con su testimonio personal afirmando haberlo recibido en 1767 (con 17 años de edad). Por testimonio personal de Miranda, se sabe que algunos de sus maestros fueron los doctores Domingo Velázquez, Francisco José de Urbina y Gabriel Lindo.

A partir de 1767 se produce una interrupción en los estudios de Miranda que, posiblemente, se vieron afectados por las circunstancias vividas por su padre. Ser nombrado capitán de las Milicias de Blancos de Caracas, siendo comerciante isleño, era algo que incomodaba a los Mantuanos, pues había alcanzado una distinción social importante al convertirse en un personaje de cierta influencia. Parece como si éstos empezaron a crear intrigas para desacreditarle y anularle en la vida pública. Esto desencadenó una serie de circunstancias en las que, después de una sentencia real, el padre de Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le fueron reconocidos, pero le crearon una enemistad irreconciliable con los Mantuanos que nunca olvidaron el conflicto ni le perdonaron el desafío, lo que influyó inevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.

Después de la victoria judicial de su padre, las dificultades para desarrollar planes futuros en una sociedad tan limitada como la caraqueña influyeron en que decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España. Embarcó, pues, el 25 de enero de 1771, desde el puerto de La Guaira, en una fragata sueca denominada Príncipe Federico, para servir en el Real Ejército español.

Primeros viajes

En 1771, Miranda inició un largo periplo alrededor del mundo que duró la mayor parte de su vida. También comenzó entonces la elaboración de un minucioso registro con el que confeccionó su archivo personal, que alcanzó a ser de 63 volúmenes encuadernados y que llevaba siempre consigo. Participó en los tres grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Revolución francesa y Guerras de Independencia Hispanoamericana.

Desembarcó en el Puerto de Cádiz 35 días más tarde, el 1 de marzo de 1771, hospedándose en casa de José de Añino, quien sería un fiel intermediario entre él y sus parientes para procurarle recursos de subsistencia, adquiriendo la vestimenta necesaria para seguir su viaje entre el 1 y el 13 de marzo de 1771, en que partió de Cádiz a Madrid.

Desde entonces madura sus ideas concibiendo la unidad hispanoamericana en sus recorridos por el mundo y en su relación con las personalidades más influyentes de la época. Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo en Oceanía y Asia —aunque pensó en traer Cipayos de la India—, recorrió y escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte, América del Sur y las Antillas. Fue el único hombre que tuvo contacto personal y directo con figuras de la talla de Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, el Duque de Wellington, Robert Peel, La Fayette, Estanislao II Poniatowski, William Pitt, Grigori Alexandrovich Potemkin, Samuel Adams y Johann Caspar Lavater.

Mantuvo reuniones fructíferas con otros destacados personajes hispanoamericanos, como Simón Bolívar, José Francisco San Martín, Andrés Bello, Bernardo O’Higgins, Carlos Montúfar, Carlos María de Alvear, Fray Servando Teresa de Mier, Domingo José Martins, Manuel Palacio Fajardo, Juan Germán Roscio, Manuel Gual y Pedro Gual, Hipólito Costa, José Bonifácio de Andrada e Silva, José de Antepara, Matías de Irigoyen y Nicolás Rodríguez Peña.

En Madrid

El 27 de marzo de 1771, Miranda llegó a Madrid y comenzó a estar consciente de realidades que ignoraba hasta entonces y que le impresionaron notablemente, tales como una gran biblioteca, la abundancia de obras de arte, la majestuosidad de los edificios y el espectáculo de la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que le parecieron fabulosos.

Durante sus primeros días estuvo hospedado en una posada hasta que logró trasladarse a una vivienda particular, en la que se instaló de forma cuidadosa e inició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones de Matemáticas, Geografía y de los idiomas inglés y francés, iniciando así un aprendizaje que no sólo comprendía la formación académica, sino también recorridos minuciosos por la ciudad y sus alrededores.

La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una etapa de transformación urbanística de la ciudad iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de forma directa e indirecta todos los aspectos de la vida de sus habitantes, lo que dio un impulso renovador beneficioso para la ciudad.

Así Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época, como la Fuente de Neptuno, La Cibeles, el Paseo del Prado, el Palacio del Buen Retiro, y poblaciones aledañas, como El Escorial o Segovia.

En lo social, el Madrid de entonces concentraba su vida literaria en la Fonda de San Sebastián, lugar frecuentado por ilustres escritores, y una actividad cultural pujante a la que la obra de la Real Academia, las sociedades económicas y el auge de las imprentas contribuyeron notablemente.

La Plaza de Toros y los teatros populares eran los centros de distracción cotidianos en los que la Nobleza no podía evitar el contacto con «la plebe» y se entremezclaban las costumbres populares con las cortesanas. Y también era el Madrid en el que la Santa Inquisición vigilaba por todas partes a modo de policía cultural y política.

Es en el Madrid de esta época donde Miranda tiene sus primeras impresiones fuera de Venezuela y también comienza a crear su biblioteca personal, en la que empezó a tener incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición y de la que mantuvo una lista detallada en su archivo personal.

La naturaleza y el número de libros adquiridos en Madrid son una indicación precisa de que existía en la ciudad un ambiente intelectual muy amplio. Libros de matemáticas, arte militar, historia, religión, filosofía y literatura formaron parte de sus lecturas.

Muchos de esos libros constituyeron para Miranda enseñanzas definitivas, que mantuvo cerca de él durante el resto de su vida, entre los que destacan las obras de Maquiavelo; La destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas; obras de lord Bolingbroke, Burke y Locke; Los principios del arte militar, de Federico de Suecia; La historia filosófica, del Abate Reynal; Los principios de política natural, de Burlamaqui; los Comentarios, de Julio César; El arte de la guerra, de Puyssegur.

Primeras campañas

Después de recibir la patente, el Capitán Francisco de Miranda fue asignado al Regimiento de Infantería de la Princesa bajo el mando del mariscal de campo Juan Manuel de Cajigal y Monserrat, lo que marcó el inicio de su carrera militar.
Desde 1773 hasta 1780, Miranda estuvo destinado en diferentes plazas militares como Madrid, Granada, Melilla y Cádiz, mientras mantenía una intensa vida social que incluyó a sus dos primeras amantes.
Tuvo que equilibrar su vida social con su actividad militar, la cual ya no implicaba solo estudios, sino combate real. Tuvo problemas disciplinarios dentro del Ejército Real, y su personalidad evolucionó al mismo tiempo que continuaba su formación intelectual mediante la lectura de libros, lo que atrajo la atención de la Inquisición.
Durante el sitio de Melilla, que tuvo lugar desde el 9 de diciembre de 1774 hasta el 19 de marzo de 1775, Miranda llevó a cabo su primera hazaña militar al presentar un plan al comandante español Juan Sherlock para desactivar la artillería enemiga mediante una operación de comando que él mismo dirigiría. Esta acción contribuyó al éxito de las fuerzas españolas al rechazar a las tropas del sultán de Marruecos Sidi Muhammed ben Abdallah.
Posteriormente, en julio de 1775, Miranda participó en una acción militar fallida para conquistar Argel con las tropas españolas, pero logró escapar milagrosamente a pesar de estar herido en las piernas y de que su mosquete había sido destrozado por una bala enemiga.
A pesar de las hazañas realizadas y los peligros enfrentados, Miranda no recibió ninguna condecoración ni ascenso y fue asignado a la guarnición de Cádiz. Allí, el Conde O’Reilly lo arrestó por fallas en el uso del uniforme y poco después su situación empeoró en Madrid. Gracias a la intervención del inspector general y de su antiguo comandante Cajigal, el rey decidió trasladarlo al Batallón de Aragón en Cádiz, donde se desempeñó como ayudante de campo bajo las órdenes de Cajigal.

Misiones en Norteamérica y las Antillas

España se unió a la Guerra de Independencia de Estados Unidos para expandir sus territorios en Luisiana, recuperar Florida y obligar a Gran Bretaña a mantener varios frentes bélicos simultáneamente. También procuró recuperar Gibraltar. En 1779, el capitán general de la Luisiana española, Bernardo de Gálvez, atacó a los británicos en Baton Rouge y Natchez, logrando liberar la cuenca baja del río Misisipi de fuerzas hostiles que pudieran amenazar su capital, Nueva Orleans. Se organizó en Cádiz una flota expedicionaria en 1780, al mando del almirante José Solano y Bote, en la que Miranda participó como miembro de las tropas de infantería de Cajigal. La flota llegó a La Habana el 4 de agosto de 1780.
En 1781, Miranda participó en la batalla de Pensacola con las fuerzas de Cajigal, que salieron de La Habana el 9 de abril de 1781. La acción militar culminó el 8 de mayo de 1781 con la victoria de las fuerzas españolas. Miranda fue ascendido a teniente coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno. Miranda permaneció destacado un tiempo en Pensacola, donde adquirió libros y compró esclavos negros para proveerse de servicio doméstico. Posteriormente, Cajigal le encargó que descubriera secretamente la situación militar británica en Jamaica. Tras recibir el despacho oficial encomendándole la misión, Miranda se embarcó hacia Jamaica y llegó a Kingston el 20 de septiembre de 1781. A pesar de la desconfianza inicial de los ingleses, Miranda logró realizar con éxito su misión de reconocimiento y, además, negoció un convenio que regulaba el canje de prisioneros españoles e ingleses del mismo rango. Con la información obtenida, Miranda volvió a Cuba y envió un informe al capitán general de Cuba con detalles muy precisos sobre las operaciones y capacidad de las tropas británicas en el sector.
Miranda participó en el ataque a las islas Bahamas, en el que se logró la capitulación inglesa el 8 de mayo de 1782 a favor de España en unas negociaciones dirigidas por él. Además, consiguió la cesión de todas las islas. La eficiencia demostrada por Miranda en las Bahamas le valió la recomendación de Cajigal para que fuera ascendido a coronel y pasó a estar bajo las órdenes del comandante general de las fuerzas españolas en Cuba, Bernardo de Gálvez, como ayudante de campo en la población de Guárico, del Saint Domingue francés, en la isla de La Española.

Los españoles estaban preparando una acción conjunta con los franceses para invadir Jamaica, el último reducto inglés en el Golfo de México. La población de Guárico era el lugar idóneo para planificar estas operaciones. Los mandos consideraban a Miranda la persona idónea para planificar las operaciones por tener un conocimiento de primera mano de la situación de los ingleses en la zona.

No obstante, un ataque preventivo de los ingleses y las dificultades de la flota francesa, que forzaron la paz entre Inglaterra y Francia, hicieron que la invasión no se concretara, y por lo tanto Miranda permaneció así un tiempo en Guárico, en el que la Inquisición sería su principal problema.

En Estados Unidos

Las prioridades de las autoridades españolas cambiaron después de que la invasión de Jamaica no se concretara, lo que impulsó el proceso de la Inquisición contra Miranda. A medida que pasaba el tiempo, los problemas de Miranda con la Inquisición se complicaban y las autoridades españolas decidieron enviarlo a La Habana para ser arrestado y enviado a España. Sin embargo, Miranda se enteró de esto y supo que no tendría un juicio justo en España. Por lo tanto, frustró los planes para su arresto con la ayuda de Cajigal y el estadounidense James Seagrove, quienes organizaron su viaje a Estados Unidos en un barco que partió el 1 de junio de 1783 y llegó a New Bern el 10 de julio de 1783. Durante su estadía en Estados Unidos, Miranda realizó un estudio crítico de las defensas militares y conoció a personas mediante el obsequio y préstamo de libros, y examinó la cultura y las costumbres de los lugares por los que pasó. Visitó Charleston, Filadelfia y Boston y conoció a diversos personajes de la sociedad estadounidense en veladas y paseos. En Nueva York, conoció a la familia Livingston y al parecer mantuvo una relación romántica con Susan Livingston, hija del canciller Livingston, quien parecía estar enamorada de él según las cartas que le escribía.

Después de su estancia en los Estados Unidos, parece que Miranda no buscó ir más allá de una amistad con Susan, lo que podría explicar su partida apresurada de Nueva York. A pesar de mantener una correspondencia con ella durante años, nunca la volvió a ver, lo que sugiere que tal vez Miranda creía que una relación seria y el matrimonio no encajaban con sus planes y estilo de vida. Mientras estuvo en EE. UU., Miranda se reunió con George Washington en Filadelfia, quien acababa de recibir el control militar de Nueva York después del final de la guerra. También conoció a otras figuras importantes como el general Henry Knox y Samuel Adams, y descubrió ciertas instituciones en la nueva nación que le impresionaron favorablemente, como la biblioteca de New Port, el Princeton College, Rhode Island College o el Cambridge College.

El tiempo de Miranda en EE. UU. solo se vio afectado por el conflicto de intereses entre Francia y España en el país después de la guerra, ya que los franceses no querían que se revelaran los aspectos negativos de su intervención en el conflicto, y el fracaso de la invasión de Jamaica era uno de ellos. Al parecer, se habían enviado informes desde La Habana al gobierno estadounidense que acusaban a Miranda de ser un traidor y desertor, y estos informes fueron divulgados por los franceses para perjudicarlo, ya que él era la única persona que podía refutar la acusación del fracaso de la invasión de Jamaica como responsabilidad de España. La difusión de estos informes comprometió la situación de Miranda, ya que no podía defenderse sin revelar los detalles de su misión de espionaje en Jamaica, que eran secreto de Estado, y por lo tanto, ante esta situación, decidió partir a Inglaterra.

En Europa

El 15 de diciembre de 1784, Miranda partió de Boston en la fragata mercante Neptuno hacia Londres. Después de un viaje de aproximadamente 56 días, llegó a Inglaterra el 10 de febrero de 1785.

En Londres, Miranda fue vigilado cuidadosamente por los españoles debido a las sospechas de traición que pesaban sobre él. Los informes señalaban su relación con personas sospechosas de conspirar contra España, así como con importantes personalidades de la época.

En ese momento, el coronel William Stephens Smith, a quien Miranda conocía de su estancia en Nueva York, llegó a la corte de Inglaterra como secretario de la primera embajada de Estados Unidos. Smith se casaría al año siguiente, el 12 de junio de 1786, con Abigail Nabby Adams, hija del embajador John Adams y Abigail Smith, quien más tarde se convertiría en el segundo presidente de los Estados Unidos.

Miranda y el coronel Smith decidieron viajar a Prusia para observar las maniobras militares preparadas por el rey Federico II el Grande. El embajador de España en Londres, Bernardo del Campo, le dio a Miranda una carta de presentación para el ministro de España en Berlín, mientras que James Penman, un hombre de negocios inglés con quien Miranda había hecho amistad en Charleston, se encargó de guardar sus papeles mientras estuviera de viaje.

Sin embargo, la amabilidad del embajador español encubría su intriga para que Miranda viajara a Calais y allí pudiera ser apresado y entregado a España. La farsa, que también involucraba a la esposa y la hija del vicecónsul español en Londres bajo el pretexto de llevar a la joven a un monasterio, se desbarató cuando el venezolano y su amigo se dirigieron al puerto neerlandés (Hellevoetsluis) el 10 de agosto de 1785, y no a la ciudad del norte de Francia.

Miranda viajó por regiones de Bélgica, Alemania, Austria, Hungría y Polonia, y luego se trasladó a tierras griegas e italianas, donde permaneció durante más de un año. También visitó la corte de Catalina II de Rusia en Kiev. En Hungría, estuvo en el palacio del príncipe húngaro Nicolás Esterházy (1765-1833), quien simpatizaba con sus ideas y, además de recibirlo amablemente, lo envió en uno de sus carruajes con una carta de recomendación para reunirse con el músico Joseph Haydn, quien vivía y trabajaba en la corte del aristócrata húngaro.

Tras visitar Constantinopla, la capital turca con la que los españoles tenían relaciones diplomáticas desde 1783, se vio forzado a cumplir con una cuarentena sanitaria en Jersón. Posteriormente, el príncipe Potemkin lo presentó a Catalina II en Kiev el 13 de febrero de 1787. La emperatriz rusa demostró un gran interés por los asuntos de América y los sistemas de gobierno que se utilizaban allí.

Miranda en la Revolución francesa

En 1791, Miranda se involucró activamente en la Revolución francesa. Mientras estaba en París, estableció amistad con los girondinos Jacques Pierre Brissot y Jérôme Pétion de Villeneuve. Posteriormente, se unió al Ejército revolucionario francés, también conocido como «La Convención», como general en una sección que luchó en la campaña de 1792 contra el ejército prusiano liderado por el duque de Brunswick-Luneburgo.

Miranda alcanzó el rango de mariscal de Francia bajo el mando de Charles François Dumouriez, y participó en varias batallas como Argonne, Wargemoulin, Amberes, Lieja, Tongres, Paliemberg y Valmy. Sin embargo, después de diferencias significativas con Dumouriez, Miranda se separó del ejército del norte después de haber replegado sus tropas en Maastricht.

Durante el reinado del terror establecido por Bertrand Barère de Vieuzac, Miranda fue arrestado varias veces por los jacobinos, incluso en La Conciergerie de París, donde la mayoría de los reclusos eran guillotinados.

Fue sometido a juicio en el Tribunal Revolucionario, acusado de negligencia en la defensa de Maastricht. Claude Chaveau-Lagarde, un destacado abogado que también defendió a la reina María Antonieta de Austria, lo defendió y fue absuelto de los cargos en 1795. Debido a una medida del Directorio de la Monarquía y los Girondinos, Miranda fue amenazado con ser deportado, pero en cambio se trasladó a Inglaterra en 1798.

América del Sur (1806-1812)

Miranda es recordado principalmente por su papel en las guerras de independencia en América Latina. Él imaginó la creación de un gran imperio independiente que abarcara todos los territorios bajo dominio español y portugués, desde la margen derecha del río Misisipi en el norte hasta la Tierra del Fuego en el extremo sur del continente. Este imperio estaría gobernado por un emperador hereditario llamado Inca para complacer a las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral. Miranda eligió el nombre de «Colombia» para este imperio, en homenaje a Cristóbal Colón.

En noviembre de 1804, Miranda llegó a Nueva York después de estar en el Reino Unido. Allí permaneció más de un año y estableció contactos con importantes personalidades públicas, como el presidente Jefferson y el secretario de Estado Madison, así como con privadas, como Jacob Lewis, un comerciante de Puerto Príncipe, y el coronel William Stephens Smith, a quien Miranda conocía desde 1783 y que en ese momento era inspector del puerto de Nueva York. Fue Smith quien lo presentó al armador y contrabandista estadounidense Samuel G. Ogden, quien poseía una corbeta que Miranda alquiló y renombró en inglés en honor a su hijo Leandro.

El 2 de febrero de 1806, Miranda zarpó en la Leander hacia Haití con el respaldo político y económico de los británicos y estadounidenses. Dos goletas y el buque Emperador se unieron a su expedición. Su intención era desembarcar en Venezuela, ganar apoyo popular y comenzar la lucha por la independencia. La fragata británica Cleopatra interceptó la corbeta, pero continuó su viaje y llegó a Jacmel, en la isla de La Española, el 20 de febrero. La expedición permaneció allí seis semanas y contrató las goletas Bacchus y Bee antes de dirigirse a tierra firme. Después de fracasar en el desembarco de Ocumare de la Costa el 27 de abril, Miranda se refugió en Trinidad con solo la corbeta Leander. Las fuerzas realistas escoltaron las dos goletas hasta Puerto Cabello con 58 prisioneros que fueron encerrados en el castillo de San Felipe. Diez prisioneros, principalmente estadounidenses acusados de piratería, fueron ahorcados y descuartizados en la plaza mayor de Puerto Cabello el 21 de julio de 1806 en represalia. El gobernador británico de Trinidad, sir Thomas Hislop, le proporcionó a Miranda barcos y suministros. Con una expedición aumentada a 11 barcos y 300 hombres, llegó a las costas de Coro (Venezuela) el 1 de agosto de 1806. El día 3, mientras los barcos desembarcaban su artillería, Miranda y sus hombres se precipitaron a tierra. La bandera venezolana tricolor fue izada por primera vez en el Fortín de La Vela ese mismo día. Sin embargo, al no encontrar apoyo popular, se reembarcó diez días después y se dirigió a Aruba y luego a Inglaterra después de un tiempo en Trinidad como huésped del gobernador Hyslop.

En el 19 de abril de 1810, comenzó la lucha por la independencia de Venezuela. Simón Bolívar y Andrés Bello convencieron a Miranda, quien estaba en Londres en una misión diplomática, para que regresara a su tierra natal. Miranda fue recibido con honores en el Puerto de La Guaira y en Caracas, se le otorgó el rango de general del ejército y fundó la Sociedad Patriótica, que se convirtió en la principal promotora de la independencia. Miranda fue elegido diputado por El Baúl en la provincia de Caracas al Congreso Constituyente de 1811. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela.
Más tarde, en 1812, cuando las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde avanzaban, Miranda asumió la presidencia con poderes discrecionales después de ser nombrado dictador por el Triunvirato ejecutivo con el rango de generalísimo. Sin embargo, la impopularidad de la causa de la independencia, las deserciones constantes en sus tropas y el Terremoto de Venezuela de 1812, que afectó principalmente a las poblaciones controladas por los patriotas, hicieron que Miranda fuera incapaz de pasar a la ofensiva. Miranda intentó resistir el ataque realista, pero la caída de la plaza de Puerto Cabello y la rebelión de los esclavos de Barlovento, así como el creciente número de ejércitos españoles que le atacaban, le hicieron imposible resistir. Miranda, temiendo una derrota brutal, y usando las facultades otorgadas por el Triunvirato ejecutivo, firmó la capitulación del ejército patriota el 25 de julio de 1812 en la ciudad de San Mateo.

Encarcelamiento y enfrentamiento con Bolívar

Antes de zarpar del puerto de La Guaira y continuar la lucha, un grupo de oficiales liderado por Bolívar capturó a Miranda y lo encarceló en el fuerte San Carlos el 31 de julio para evitar la confusión y la traición que podría haber resultado de la firma de la capitulación. Aunque se dice que Bolívar inicialmente consideró fusilar a Miranda por el acuerdo de San Mateo, finalmente lo entregó al comandante militar del puerto, el coronel Manuel María de las Casas, quien secretamente se pasó al bando español y entregó a Miranda y otros refugiados a Domingo de Monteverde. Bolívar, sin saber de la traición de de las Casas, se dirigió a Caracas, ya en manos de los realistas, y gracias a algunas amistades en el bando enemigo, obtuvo un pasaporte de Monteverde. Más tarde, Bolívar regresaría a Venezuela para reiniciar la guerra.

Prisión y muerte

Después de su captura en La Guaira, Miranda fue trasladado al cuartel San Carlos de Caracas y posteriormente al castillo San Felipe de Puerto Cabello. Allí, en 1813, escribió un memorial desde su celda exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo. En junio de ese mismo año, fue trasladado al Castillo San Felipe del Morro en Puerto Rico y luego a España, donde fue encerrado en el penal de las Cuatro Torres del arsenal de la Carraca en San Fernando. Miranda planeó escapar a Gibraltar, pero un ataque cerebrovascular lo impidió, y murió en su celda el 14 de julio de 1816 a los 66 años. Una pintura al óleo del artista venezolano Arturo Michelena, titulada «Miranda en la Carraca», inmortalizó su imagen y se convirtió en un símbolo de la historia venezolana.

Miranda es también considerado uno de los padres fundadores de la masonería en Hispanoamérica y es honrado en Venezuela con el nombre de calles, plazas, parques y la tercera entidad más poblada del país, el estado Miranda. Además de su dedicación a la independencia del continente, Miranda se destacó en la traducción y publicación de documentos en varios idiomas, abarcando temas más allá de la política, como la filosofía y la literatura. Fue el primer hispanoamericano en pedir la concesión de los derechos políticos a la mujer en 1792. Su hijo, Leandro de Miranda, fue director del primer banco en Venezuela, el Banco Colonial Británico, que operó de 1839 a 1848.

Qué fue el Viernes Negro de 1983 en Venezuela

El Viernes Negro en Venezuela, ocurrido el 18 de febrero de 1983, es un día que marcó un antes y un después en la historia económica del país sudamericano. Este suceso se refiere a la abrupta suspensión de la venta del dólar estadounidense por parte del gobierno, como consecuencia de la política económica adoptada por el entonces presidente Luis Herrera Campíns. Esta medida, que más tarde incluyó el establecimiento de un control cambiario, generó fuertes críticas por parte del entonces presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual.

Viernes Negro Venezuela

El caos económico que siguió al Viernes Negro en Venezuela

El domingo 20 de febrero, en una reunión que duró 11 horas, el ministro de economía Arturo Sosa informó a los periodistas que el mercado cambiario se reanudaría el miércoles 23. Sin embargo, no fue hasta el 28 de febrero que el mercado cambiario se abrió con tres tipos de cambio. Desde entonces, la devaluación del bolívar se ha convertido en una constante, y Venezuela ha experimentado complicaciones con el pago de la deuda externa, así como un acelerado deterioro del poder adquisitivo.

Además, el gobierno implementó un control cambiario denominado Régimen Diferenciado de Câmbio (RECADI), que operó entre el 28 de febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que estuvo plagado de casos de corrupción durante el gobierno de Jaime Lusinchi. Esto llevó a la desaparición de la estabilidad de la moneda venezolana y a la instauración de un clima de incertidumbre y desconfianza en el país.

La importancia del Viernes Negro en la historia económica de Venezuela

En resumen, el Viernes Negro en Venezuela fue un hito que cambió la historia económica del país de manera radical. Hasta ese día, el bolívar había mantenido una estabilidad y confiabilidad que lo caracterizaba desde la segunda década del siglo XX, con una cotización fija de 4,30 bolívares por dólar. Sin embargo, la adopción de medidas económicas controvertidas y la implementación de un control cambiario generaron un impacto negativo que aún se siente en la economía venezolana.

Este suceso ha llevado a Venezuela a una situación de crisis económica y política sin precedentes, con consecuencias que aún se sienten en la actualidad. En definitiva, el Viernes Negro en Venezuela representa un ejemplo claro de cómo las políticas económicas pueden generar un impacto duradero en un país y en su población.

Por qué se llama Viernes Negro en Venezuela

Viernes Negro (Venezuela)

El Viernes Negro en Venezuela se refiere al viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una abrupta suspensión de la venta del dólar estadounidense, a raíz de la política económica adoptada por el entonces presidente Luis Herrera Campíns, que luego incluyó el establecimiento de un control a las divisas extranjeras. cambiario, imponiendo restricciones a la salida de divisas y que fueron fuertemente contestadas por el entonces presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual.

Viernes Negro Venezuela

El domingo 20 de febrero, en una reunión de 11 horas en La Casona que reunió al gabinete económico y luego al Consejo de Ministros durante dos horas, el ministro Arturo Sosa informó a los periodistas que el mercado cambiario se reanudará el miércoles 23, pero era febrero 28 que el mercado cambiario se abrió con tres tipos de cambio.​

En consecuencia, para Venezuela el Viernes Negro representa un hito que cambió su historia económica. Hasta ese día se había mantenido oficialmente la estabilidad y confiabilidad que había caracterizado al bolívar desde la segunda década del siglo XX, cuya última cotización libre frente al dólar era un valor fijo de 4,30 bolívares.

Desde entonces, la constante devaluación del bolívar, las complicaciones con el pago de la deuda externa, el acelerado deterioro del poder adquisitivo y la implementación de un control cambiario denominado Régimen Diferenciado de Câmbio (RECADI) —que operó entre el 28 de febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que tuvo graves casos de corrupción durante el gobierno de Jaime Lusinchi- hizo desaparecer la estabilidad de la moneda venezolana.

Qué pasó el 18 de febrero de 1983 en Venezuela

El Viernes Negro en Venezuela se refiere al viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una abrupta suspensión de la venta del dólar estadounidense, a raíz de la política económica adoptada por el entonces presidente Luis Herrera Campíns, que luego incluyó el establecimiento de un control a las divisas extranjeras.

Cambiario, imponiendo restricciones a la salida de divisas y que fueron fuertemente contestadas por el entonces presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual. El domingo 20 de febrero, en una reunión de 11 horas en La Casona que reunió al gabinete económico y luego al Consejo de Ministros durante dos horas, el ministro Arturo Sosa informó a los periodistas que el mercado cambiario se reanudará el miércoles 23, pero era febrero 28 que el mercado cambiario se abrió con tres tipos de cambio.​

En consecuencia, para Venezuela el Black Friday representa un hito que cambió su historia económica. Hasta ese día se había mantenido oficialmente la estabilidad y confiabilidad que había caracterizado al bolívar desde la segunda década del siglo XX, cuya última cotización libre frente al dólar era un valor fijo de 4,30 bolívares.

Desde entonces, la constante devaluación del bolívar, las complicaciones con el pago de la deuda externa, el acelerado deterioro del poder adquisitivo y la implementación de un control cambiario denominado Régimen Diferenciado de Câmbio (RECADI) —que operó entre el 28 de febrero de 1983 y el 10 de febrero de 1989 y que tuvo graves casos de corrupción durante el gobierno de Jaime Lusinchi- hizo desaparecer la estabilidad de la moneda venezolana.

Acontecimientos previos

El Viernes Negro en Venezuela está precedido por hechos como la salida de Venezuela del patrón oro, la nacionalización del petróleo, así como el inicio de un período de calamidad entre el gasto público y los ingresos del Estado. Esta situación se agrava y se evidencia con la caída del precio del petróleo que llevó las exportaciones petroleras de $19.300 millones en 1981 a casi $13.500 millones en 1983 (una caída del 30%) y el inicio de la crisis de la deuda en América Latina. Estos hechos han producido una salida de capitales de casi 8.000 millones de dólares y, por tanto, la correspondiente disminución de las reservas internacionales, factores que han conducido a una devaluación inminente. A esto se sumaba el vencimiento en enero de 1983 de una deuda externa de unos 9.000 millones de dólares que el gobierno no podía asumir en ese momento.

Que se vivio en Venezuela el 4 de febrero de 1992

El 4 de febrero de 1992 en Venezuela ocurrió un intento de golpe de Estado liderado por el entonces teniente coronel Hugo Chávez contra el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. El objetivo del golpe era denunciar la corrupción y la crisis económica que afectaba al país en ese momento, y establecer un nuevo gobierno con ideales socialistas y revolucionarios.

El intento de golpe de Estado no tuvo éxito, y después de dos días de lucha, Chávez y sus seguidores se rindieron ante las fuerzas leales al gobierno. Chávez fue arrestado y posteriormente condenado a prisión, aunque su encarcelamiento no duró mucho tiempo y fue liberado en 1994 gracias a una amnistía.

4 de febrero Chavez

A pesar de que el golpe fracasó, el evento marcó un punto de inflexión en la historia de Venezuela. La figura de Hugo Chávez se hizo popular entre gran parte de la población venezolana, y su mensaje de lucha contra la corrupción y la desigualdad resonó en muchos sectores de la sociedad. Chávez fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) a raíz del golpe, el cual se convirtió posteriormente en el Movimiento Quinta República (MVR), y en el año 1998, Chávez fue elegido presidente de Venezuela en las urnas, iniciando su llamada «Revolución Bolivariana».

Cuáles fueron causas de la huelga petrolera de 1936

El paro petrolero venezolano de 1936 fue el primer paro de este tipo en Venezuela, que se inició el 14 de diciembre de 1936 con el liderazgo de varios miembros del PCV, destacándose la participación de Manuel Taborda, José Martínez Pozo, Luis Emiro Arrieta y Rodolfo Quintero. , quien se encargó de encabezar gran parte de la masa obrera de esa huelga, así como la participación activa de Max García, Domingo Mariani, Isidro Valles, Jesús Faría y Olga Luzardo, todos militantes y dirigentes comunistas.

Causas

  • Deterioro de las condiciones laborales
  • Despidos de trabajadores

Objetivos

  • Mejoras en la seguridad industrial.
  • Aumentos salarial
  • Mejora de condiciones laborales
  • Reducción de las horas laborares

Antecedentes

Tras la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935, 1936 se inició lleno de gran agitación social y revueltas populares de ciudadanos exigiendo libertades democráticas, exigiendo el recién instalado gobierno de Eleazar López Contreras, la liberación de los presos políticos, el regreso de los exiliados y la legalización de sindicatos y una nueva ley laboral. El ejecutivo aceptó las solicitudes de los manifestantes, pero meses después el gobierno presentó un proyecto de «ley de orden público» que limitaría el derecho a la protesta, lo que dio origen al «paro de junio» contra la ley. El gobierno de Contreras contó con el apoyo del movimiento estudiantil y de las organizaciones políticas y sindicales recientemente legalizadas, a pesar de ello hubo grandes protestas obreras, dejando un grupo de trabajadores muertos y muchos más detenidos.7

El primer sindicato petrolero se creó en el estado Zulia el 27 de febrero de 1936 y para abril varias empresas petroleras habían recibido un documento de demanda que incluía las demandas más básicas que hasta el momento habían sido negadas.7

Poco a poco, las molestias del parto se hicieron más evidentes; Los trabajadores del sector petrolero denunciaron cada vez más las condiciones a las que eran sometidos por las empresas transnacionales, el incumplimiento de la nueva ley laboral y el desconocimiento de los sindicatos.7

Es por todo ello que en Venezuela el 14 de diciembre de cada año se celebra el “Día del Petrolero”.

Huelga

El 30 de noviembre, los trabajadores de Lagunillas presentaron una serie de demandas a la Petrolera Venezuela, entre ellas el cumplimiento de las ocho horas de trabajo exigidas por la ley, el reconocimiento de los sindicatos por parte de la empresa, la reincorporación de los trabajadores despedidos, un salario mínimo de 10 bolívares , seguridad y vivienda digna para los trabajadores. Luego de un período sin respuesta del gobierno, el 14 de diciembre se desata el paro de los trabajadores petroleros, con la participación de la Unión de Trabajadores del Zulia y la Unión de Sindicatos Petroleros, las organizaciones políticas Partido Comunista y Partido Revolucionario Progresista y de el sector estudiantil agrupado en la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV).

El paro consistió en la detención de más de 20.000 trabajadores empleados por las transnacionales petroleras, quienes exigían mejores condiciones de trabajo, ya que las condiciones de la época eran aberrantes: salarios excesivamente bajos, condiciones insalubres, trabajos forzados, accidentes constantes. muertes en el trabajo, humillación de los trabajadores, falta de beneficios, entre otros abusos. La huelga terminó abruptamente luego de una violenta represión policial y militar contra los trabajadores luego de la firma del decreto del presidente Eleazar López Contreras el 22 de enero de 1937, que puso fin al conflicto con un aumento de un bolívar en los salarios de los trabajadores.

Ese año, en el estado Zulia, el PCV contaba con sus mejores cuadros de base puramente proletaria y una estructura muy bien definida, lo que le permitió jugar un papel fundamental en el proceso de constitución de diversos sindicatos y federaciones sindicales; Por ejemplo, Manuel Taborda tenía la responsabilidad de dirigir los sindicatos de trabajadores petroleros en Mene Grande, San Lorenzo y Maracaibo. Durante la huelga, los trabajadores que se disponían a luchar formaron un Comité Central clandestino para encabezar la huelga, integrado por Isidro Valles (quien lo presidía), Dilío Marín, José Antonio Mayobre, Juan Bautista Fuenmayor y Felipe Hernández.

Qué pasó el 14 de febrero de 1936 en Venezuela

La Manifestación del 14 de febrero de 1936, también conocida como la Masacre de Febrero, fue una manifestación de protesta que tuvo lugar en Caracas el 14 de febrero de 1936.

Los hechos sangrientos ocurridos tras la represión de dicha manifestación provocaron la renuncia inmediata y la detención temporal de funcionarios federales. Gobernador del Distrito Félix Galavis. El presidente López está parcialmente de acuerdo con las solicitudes.

Manifestacion_del_14_y_15_de_febrero_de_1936
Manifestacion del 14 y 15 de febrero de 1936

Antecedentes

Tras la muerte de Juan Vicente Gómez, el 17 de diciembre de 1935, el congreso encargó de la presidencia interina al ministro de guerra y marina, el general Eleazar López Contreras. Se trataba de un gomecista moderado, cuya actuación no había dejado huellas de hostilidad, por lo que a su entrada a Caracas fue recibido con simpatía.​

El 28 de enero de 1936 el entonces gobernador del Distrito Federal, Félix Galavís, crea una Oficina de Censura en la gobernación.

​ El 12 de febrero, el gobernador Galavís emite un decreto de censura sobre medios de comunicación, prensa y radio. Por instrucciones del poder ejecutivo, la Junta de Censura interviene la prensa y la radio.

Hechos

Se estima que entre 15.000 y 20.000 personas marcharon desde la Plaza Bolívar en Caracas hasta el Palacio de Miraflores. Poco después de llegar a la plaza, la manifestación fue interrumpida por una lluvia de disparos que duró tres minutos. Los disparos dejaron un saldo de 6 muertos y 150 heridos.

Francisco Antonio Risquez
Francisco Antonio Risquez rector de la Universidad Central de Venezuela y uno de los líderes de la marcha.

Félix Galavís recibió la orden de ser fusilado, aunque negó su responsabilidad. A partir de entonces se produjeron saqueos, principalmente contra gomecistas conocidos. Cien casas y negocios quedaron destruidos y los familiares principales de Juan Vicente Gómez partieron de Venezuela en un barco rumbo a Curaçao. La Federación de Estudiantes de Venezuela organizó en horas de la tarde una manifestación que partió desde la Universidad Central de Venezuela (UCV), encabezada por el rector de la universidad, Francisco Antonio Rísquez, dirigentes opositores y dirigentes estudiantiles y sindicales de Caracas. Los manifestantes protestaron por la censura y pidieron la salida del poder de los gomecistas y la redemocratización. La marcha se detuvo frente al Palacio de Miraflores y una comisión se reunió con el presidente Eleazar López Contreras. Tras la reunión, López Contreras acordó levantar la suspensión de garantías constitucionales en un plazo de 15 días y sancionar a los responsables de las muertes ocurridas en la madrugada.

Desenlace

El diario La Esfera publicó una nota en la que afirma que la marcha encabezada por el decano Antonio Rísquez fue «la manifestación cívica más importante jamás realizada en nuestro país».

Ante estos hechos, el presidente López Contreras promete restablecer las garantías constitucionales, ese mismo día es destituido el gobernador Félix Galavís y reemplazado por el general Elbano Mibelli, opositor al gomecismo. no podía ser acusado de cargos criminales.

El 15 de febrero, una turba también ingresó a las oficinas del diario El Universal con la intención de saquearlo. El director Pedro Sotillo la confrontó y la arengó sobre la importancia de la impresión para las personas. Luego estrenó el busto dorado de Juan Vicente Gómez, quien presidió el consejo de redacción durante muchos años. El pueblo se retiró ante este acto.

López Contreras anuncia la revocación del decreto de censura de medios y el juicio a Félix Galavís. Reemplazó a los gomecistas en cargos de gobierno con figuras como Alberto Adriani, Alejandro Lara, Caracciolo Parra Pérez, Francisco Hermógenes Rivero, Isaías Medina Angarita, Néstor Luis Pérez y Rómulo Gallegos.

Quién fue el primer presidente de la República Bolivariana de Venezuela

Antecedentes históricos

Antes de responder esta pregunta, es importante contextualizar el momento histórico en que se creó la República Bolivariana de Venezuela. La Constitución de 1999 estableció la creación de la nueva república, en reemplazo de la anterior República de Venezuela. La nueva Constitución fue promulgada después de un largo proceso de consultas populares y debates, en el que se establecieron cambios significativos en la organización del Estado y los derechos de la ciudadanía.

El primer presidente de la República Bolivariana de Venezuela

El primer presidente de la República Bolivariana de Venezuela fue Hugo Chávez Frías, quien asumió la presidencia en febrero de 1999, tras ganar las elecciones presidenciales de ese año con una amplia mayoría. Chávez fue elegido como el líder del nuevo régimen bolivariano que buscaba revolucionar el sistema político, económico y social de Venezuela.

Hugo Chavez Frias Presidente de Venezuela (1999-2000, 2000-2006, y 2006-2013)
Hugo Chavez Frias Presidente de Venezuela (1999-2000, 2000-2006, y 2006-2013)

El gobierno de Hugo Chávez

Durante los años que Chávez estuvo en el poder, se produjeron cambios significativos en la política y la sociedad de Venezuela. Uno de los cambios más importantes fue la aprobación de una nueva Constitución en 1999, que estableció una nueva organización del Estado y nuevos derechos para los ciudadanos. También se implementaron políticas de inclusión social, como el aumento del salario mínimo y la creación de misiones sociales para atender a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Sucesión de Hugo Chávez

Hugo Chávez fue reelegido en varias ocasiones, pero su mandato fue interrumpido por su fallecimiento en 2013 debido a una enfermedad. Después de su muerte, fue sucedido por su vicepresidente, Nicolás Maduro, quien continúa siendo el presidente de Venezuela en la actualidad.

En resumen, el primer presidente de la República Bolivariana de Venezuela fue Hugo Chávez Frías. Durante su mandato, se produjeron importantes cambios en la política y la sociedad del país, incluyendo la aprobación de una nueva Constitución y políticas de inclusión social. Su sucesor, Nicolás Maduro, continúa liderando el país en la actualidad. Esperamos que este artículo haya sido útil para resolver la intención de búsqueda de nuestros lectores.

Quién era presidente en 1936 en Venezuela

A la muerte de Gómez el 17 de diciembre de 1935, Eleazar López Contreras asumió la presidencia de la república hasta el 19 de abril de 1936.

Eleazar Lopez Contreras Presidente de Venezuela (1936-1941)
Eleazar Lopez Contreras Presidente de Venezuela (1936-1941)

Logró sofocar un intento de rebelión promovido por los familiares de Gómez, decretó la liberación de los presos políticos e invitó a regresar a los que quedaban en el exilio. al país y restaurar la libertad de prensa.

El 25 de abril del año siguiente fue elegido presidente constitucional de la República por siete años, a partir de 1936. Sus discrepancias con el régimen de Gómez quedaron registradas en la historia militar de Venezuela. En ese trabajo López declaró, respecto de los hechos políticos de 1928 y 1929, que nunca había estado a favor de las medidas represivas adoptadas para reprimir la rebelión de los estudiantes universitarios (la llamada Generación del 28) y explicó las razones de la conveniencia de implementar reglas para mantener el orden público sin recurrir a la acción militar.

Al inicio de su presidencia enfrentó dos grandes crisis: la primera fue el viernes 14 de febrero de 1936, cuando una manifestación popular llegó a Miraflores para exigir la devolución de las garantías constitucionales, la disolución del Congreso con mayoría Gómez y la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente. Los hechos sangrientos ocurridos a raíz de la represión de la referida manifestación generaron la destitución inmediata y la detención temporal del Gobernador del Distrito Federal, Félix Galavis. El presidente López está parcialmente de acuerdo con las solicitudes. El segundo fue el paro obrero de junio del mismo año, donde el objetivo de la oposición era derrocarlo, lo que no se logró. Reformó la Constitución en julio de 1936, trató de ser democrático reduciendo el mandato presidencial de 7 a 5 años, cláusula a la que sorprendentemente aplicó; Sin embargo, medidas autoritarias como el exilio fueron legalizadas por decreto presidencial y la proscripción de las ideologías comunista y anarquista, lo que llevó a la expulsión del país de varios políticos acusados, entre ellos Rómulo Betancourt.

Su gobierno es recordado por la creación de organismos de protección y asistencia, como el Ministerio de Salud y Asistencia Social, con un decreto del 25 de febrero de 1936. La justificación fue la importancia de la higiene pública. Muchas de las innovaciones introducidas por el Ministerio se deben a Arnoldo Gabaldón, quien en 1936 trajo las recomendaciones de la Conferencia de Directores de Salud Pública de Washington. Se contrataron técnicos de salud pública extranjeros para montar la División de Saneamiento Rural, montar el Instituto Nacional de Bienestar Infantil y la División de Malariología. También se creó el Ministerio de Agricultura y Ganadería debido a la importancia que la política de López Contreras buscaba darle al desarrollo agropecuario. El 6 de agosto de 1936 se crea el Consejo de la Infancia de Venezuela y el Estatuto del Menor, bajo las ideas del psiquiatra Rafael Vegas Sánchez. En 1938 se creó el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, a través del cual el gobierno planeó la distribución de latifundios a terratenientes venezolanos y extranjeros, con el fin de repoblar los campos, elevar la calidad de vida y mejorar la etnicidad de la población. Estas instituciones fueron apoyadas por el presidente en todo el país y dotadas de una organización permanente cuyo presupuesto se incrementó para impulsar la lucha contra las principales enfermedades y epidemias.

Quién fue presidente después de Juan Vicente Gómez

A la muerte de Gómez el 17 de diciembre de 1935, Eleazar López Contreras asumió la presidencia de la república hasta el 19 de abril de 1936.

Logró sofocar un intento de rebelión promovido por los familiares de Gómez, decretó la liberación de los presos políticos e invitó a regresar a los que quedaban en el exilio. al país y restauró la libertad de prensa.
El 25 de abril del año siguiente fue elegido presidente constitucional de la República por siete años a partir de 1936.

Sus discrepancias con el régimen de Gómez quedaron registradas en la historia militar de Venezuela. En ese trabajo López declaró, respecto de los hechos políticos de 1928 y 1929, que nunca había estado a favor de las medidas represivas adoptadas para reprimir la rebelión de los estudiantes universitarios (la llamada Generación del 28) y explicó las razones de la conveniencia de implementar reglas para mantener el orden público sin recurrir a la acción militar.

Presidencia (1935-1941)

Al inicio de su presidencia enfrentó dos grandes crisis: la primera fue el viernes 14 de febrero de 1936, cuando una manifestación popular llegó a Miraflores para exigir la devolución de las garantías constitucionales, la disolución del Congreso con mayoría Gómez y la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente. Los hechos sangrientos ocurridos a raíz de la represión de la referida manifestación generaron la destitución inmediata y la detención temporal del Gobernador del Distrito Federal, Félix Galavis. El presidente López está parcialmente de acuerdo con las solicitudes. El segundo fue el paro obrero de junio del mismo año, donde el objetivo de la oposición era derrocarlo, lo que no se logró. Reformó la Constitución en julio de 1936, trató de ser democrático reduciendo el mandato presidencial de 7 a 5 años, cláusula a la que sorprendentemente aplicó; Sin embargo, medidas autoritarias como el exilio fueron legalizadas por decreto presidencial y la proscripción de las ideologías comunista y anarquista, lo que llevó a la expulsión del país de varios políticos acusados, entre ellos Rómulo Betancourt.

Su gobierno es recordado por la creación de organismos de protección y asistencia, como el Ministerio de Salud y Asistencia Social, con un decreto del 25 de febrero de 1936. La justificación fue la importancia de la higiene pública. Muchas de las innovaciones introducidas por el Ministerio se deben a Arnoldo Gabaldón, quien en 1936 trajo las recomendaciones de la Conferencia de Directores de Salud Pública de Washington. Se contrataron técnicos de salud pública extranjeros para montar la División de Saneamiento Rural, montar el Instituto Nacional de Bienestar Infantil y la División de Malariología. También se creó el Ministerio de Agricultura y Ganadería debido a la importancia que la política de López Contreras buscaba darle al desarrollo agropecuario. El 6 de agosto de 1936 se crea el Consejo de la Infancia de Venezuela y el Estatuto del Menor, bajo las ideas del psiquiatra Rafael Vegas Sánchez.

En 1938 se creó el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, a través del cual el gobierno planeó la distribución de latifundios a terratenientes venezolanos y extranjeros, con el fin de repoblar los campos, elevar la calidad de vida y mejorar la etnicidad de la población. Estas instituciones fueron apoyadas por el presidente en todo el país y dotadas de una organización permanente cuyo presupuesto se incrementó para impulsar la lucha contra las principales enfermedades y epidemias.