¿QUIÉN MATÓ A MARISCAL SUCRE?

¿QUIÉN MATÓ A MARISCAL SUCRE?

¿QUIÉN MATÓ A MARISCAL SUCRE?

Antonio José de Sucre, Militar y político venezolano. Perteneciente a una familia patricia venezolana de larga tradición militar al servicio de la Corona española, su padre, el teniente coronel Vicente Sucre y Urbaneja, se adhirió a pesar de ello a la causa emancipadora desde sus inicios.

A los quince años se alistó en el ejército patriota como alférez de ingenieros y participó en la campaña de Miranda (1812) contra los realistas, durante la cual ascendió a teniente. Tras el fracaso de este primer intento emancipador, se refugió en la isla de Trinidad, donde entabló contacto con Mariño, a quien siguió en 1813 en la expedición de reconquista de Venezuela, en la que tomó Cumaná e intervino en la organización del ejército de Oriente.

Integrado de nuevo en la lucha, en la segunda mitad de 1815 participó activamente en la defensa de Cartagena de Indias, desde donde pasó a combatir en la Guayana y el bajo Orinoco. Con el grado de general de brigada, marchó en 1818 a Angostura, donde Simón Bolívar había instalado su cuartel general y organizaba la República.

Allí se convirtió en uno de sus mejores lugartenientes y se ganó la amistad y el respeto del Libertador, quien destacó siempre sus dotes militares y su elevado sentido de la moralidad.

Marchó al frente de un ejército en apoyo de la sublevación de Guayaquil, puerto al cual también arribaron tropas del general San Martín. Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en Pichincha, batalla librada en 1822. Con esta victoria de Sucre se consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el camino expedito para la liberación de Perú, tras la renuncia de San Martín. Sucre entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar, quien tomó todos los poderes en el país.

Participó con él en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre de 1824, venció al virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el continente sudamericano. El Parlamento peruano lo nombró gran mariscal y general en jefe de los ejércitos. Al frente de éstos marchó al Alto Perú, donde proclamó la República de Bolivia en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución. La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana.

Su penúltimo balance de vida política del Mariscal Sucre, respecto a sus dos años de presidencia sitúa las causas de su defenestración política en factores asociados a la pugna por el poder, la ignorancia y la descomposición del propio sistema societario. La sensación de frustración y asqueamiento hacia la vida pública lo llevaría a manifestar su deseo de retirarse; sin embargo, lo esperaban nuevas batallas, nuevas misiones de negociación y la propia muerte.

La noticia del atentado contra Bolívar en Colombia, en septiembre de 1828, irrumpió en la naciente vida conyugal del mariscal en quito, y le condujo a desdecirse en su decisión de retirarse a la vida privada. La gran Colombia estaba a punto de morir; Sucre lo sabía pero se animo a luchar hasta el final. Por eso, al pronunciarse en torno al atentado, apoyo a Simón Bolívar en su decisión de haberse declarado Dictador de Colombia: el orden debía prevalecer ante todo. Casi simultáneamente, Perú le declaro la guerra a Colombia y Sucre fue designado para dirigir el batallón que haría frente a esta situación.

Esta vez tendría que luchar encontrar de sus antiguos aliados de la guerra emancipadora. Sin mayores dificultades, sin embargo, venció a los peruanos en la Batalla de Tarquí, el 27 de febrero de 1829. Decidió emprender entonces una nueva retirada y regresó al lado de su esposa; juntos se residencia en la hacienda de Chishince, en Quito.

El último respiro de Colombia, sin embargo, demandaría del Mariscal su presencia en el Congreso Admirable, el cual se celebraría a comienzo de 1830. Colombia debía decidir su destino y Sucre, como representante de la provincia de Cumana, fue nombrado presidente del evento. Sus propuestas se encontraban orientadas al diálogo y a la concertación con los departamentos que todavía conformaban la República. Como parte de la estrategia, sucre encabezaba la comisión que iría a Venezuela, que para la fecha había decidido desconocer la Constitución de Colombia y la autoridad de Bolívar, para negociar la reversión de la decisión.

Sucre emprendió viaje hacia Venezuela, pero fue detenido en Cúcuta por las autoridades venezolanas; debía permanecer en esa ciudad hasta que llegara los emisarios del Gobierno con quienes debía dialogar.

El diagnostico que hizo Sucre de la situación Colombiana le sugirió: clave para negociación a favor del mantenimiento de la unidad; en función de ellos propuso a Venezuela, además de acogerse a la Constitución Colombiana, que ningún General o ex General del Ejercito Libertador pudiera ejercer el cargo de presidente en los departamentos; en el trasfondo, su intención era contradecir el rumor de que él o Bolívar estuviera aspirando al cargo.

Todo fracasó y Sucre abandono Colombia invadido por una profunda frustración. Ya tan sólo animado por el reencuentro con su esposa y su primogénita, emprendió el regreso a Quito. En el camino se produjo el atentado de Berruecos. Como autores materiales fueron señalados José Erazo y Apolinar Morillo, quien diez años más tarde fue apresado y fusilado por esta causa. Los autores intelectuales quedarán en la incógnita del olvido, regocijándose en la confusión de una América ya emancipada pero sometida la pugna entre las fuerzas nacionalistas, regionalistas y las de la Gran República. De cualquiera de las primeras pudo ver procedido su verdugo, pues para cada una de ellas, Sucre era su principal enemigo.

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