Francisco Narváez

A su regreso a Venezuela en 1931, Narváez se encontró con el hecho que su propuesta artística rompía con los esquemas estéticos vigentes hasta ese momento. No obstante, Narváez no hizo concesiones de ningún orden, creando por primera vez en el país un lenguaje escultórico propio, asociado a las raíces nacionales, exaltando y valorando además la belleza de sus elementos étnicos. Esto le valió que poco a poco, su obra recibiera el reconocimiento common. En 1934, se le encargó la realización de la fuente de Parque Carabobo en Caracas; entre 1937 y 1939, por recomendación del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, realizó varias obras de relieve para las fachadas de los museos de Bellas Artes y de Ciencias Naturales de Caracas. En 1939, viajó a Nueva York para decorar el Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial de esa ciudad. En 1943, realizó una de sus obras más emblemáticas: Las Toninas; fuente ubicada en la plaza O’Leary de El Silencio.

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