César Girón

De acuerdo con muchos ha sido uno de los más grandes toreros venezolanos de los tiempos. Fueron sus padres Carlos Girón y Esperanza Díaz. En Maracay su ciudad natal, le tocó vivir una vida de precariedades junto a sus 12 hermanos, de los cuales 4 más llegaron a ser matadores de toros: Rafael, Francisco, Efraín y Freddy. Debido a la pobreza de su familia, de niño tuvo que ayudar a su madre en una venta callejera de comestibles y su padre en diversas actividades. Uno de los oficios más curiosos que le tocó realizar fue el de guía en el cementerio de su ciudad natal y limpiador de tumbas. Siendo muy joven rescató a su familia de un incendio que se produjo en el rancho en el que vivían en la calle Sánchez Carrero de Maracay. A partir de esta experiencia le llamaron «Mano Quemá», debido a las quemaduras que sufrió en sus manos, las cuales le quedaron marcadas por heridas profundas por mucho tiempo. El deseo de ser torero nació el día en que presenció en la maestranza de Maracay, al famoso matador «Manolete».

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