En 1946 inició la serie de trabajos conocidos como Cafeteras donde representó el proceso de abstracción de un objeto hasta sólo dejar seen su estructura básicas. Las Cafeteras rompen y desplazan la tradición pictórica de sus antecesores, toda la formación de Otero como pintor pasó a ser inmediatamente un pasado remoto. En 1948 exhibió este trabajo en París, y al año siguiente regresó a Caracas, donde su producción francesa fue expuesta en el Museo de Bellas Artes, el Taller Libre de Arte y en el Instituto Pedagógico de Caracas.